Aún no sé adonde voy a parar, pero una cosa es clara: cuando por fin le tocas el hombro al fututo, éste corre despavorido a la siguiente cuadra. Tu misión, entonces, es aclarar un poco la mente y enfocarlo bien porque sabes que no hay de otra que lanzarte tras de él para tocarle de nuevo el hombro, y si te da oportunidad, meterle mano por su delicioso cuerpo (para algunos varía: su futuro puede tener forma un gordo que apenas da dos pasos y ya está hiperventilando, casi muerto. Incluso poner los dedos sobre cualquier parte de su cuerpo es un verdadero horror para el tacto).
¿Por qué digo esto? Porque para algunos, nuestro futuro está en reparación: ha decidido someterse a una rigurosa dieta e ir todos los días al gimnasio. No por vanidad, sino solamente para estar bueno para correr cuanto más se pueda. Entonces, el reto de atraparlo será más atractivo y más placentero tocarlo, y, si todo sale bien, enamorarlo y tenerlo cada noche en la cama.
No hay comentarios:
Publicar un comentario